Esta intensa escena es muy difícil de situar en el tiempo: por el sonido, podría haber sucedido la semana pasada o hace cien años. En cambio, las coordenadas indicadas desde el barco sí revelan el lugar. Estamos en las inmediaciones de la ciudad de Mahajanga, en el noroeste de Madagascar, y esa localización deja claro qué es lo que está pasando ahí.

Se trata de una ceremonia ligada al culto tromba.

La música que llena esta transmisión entra de cabeza en las tradiciones del acompañamiento del trance. Las reacciones también corresponden al marco de los ritos de posesión, y no es difícil imaginar que las escaladas de las palmas y el jaleo puntúan los momentos en que los asistentes interpretan que una entidad espiritual se apodera temporalmente del cuerpo físico de uno de ellos. En este escenario, los «guardianes» (no de la memoria en este caso) velan por el buen funcionamiento de la ceremonia pertrechados con armas blancas y un atuendo simbólico que les caracteriza como figuras de autoridad a medio camino entre las dos esferas, la mundana y la sobrenatural.